A la noche me decanté por un bar que servía tapas elaboradas y algunas de ellas premiadas. Empezamos por un camarón mexicano, servido en una teja. Una barca crujiente con emulsión de camarón, guacamole y Lima, terminados con hilos de Chile y camarones fritos pero que estaban reblandecidos y nada crujientes, con sabores planos que no combinaban entre si no hacían honor a México y Andalucía .
Le seguía algo que también estaba premiado y aunque desde mi punto de vista no era nada del otro mundo para premiar, es el que más destacó: chipiron a la sal, ahumado, con queso curado, salsa de tonta emulsionada y trigueros. El toque ahumado siempre es un plus.
Las tapas fuertes empezaron con una carrillera en salsa de regaliz y pera. Tierna y jugosa pero con una salsa muy subida de amargor con el regaliz y un trozo escaso de pera. Una forma de comer carillera que no sea con la típica salsa de vino tinto.
Una minihamburguesa de secreto ibérico con manzana, canónigos y un exceso de mostaza en grano que no a todo el mundo le gusta ya que tiene un sabor y un aroma muy potentes, pero el pan estaba crujiente y la carne en su punto.
La próxima andanza nos llevará a tapear por varios lugares y distintas tapas, pero por hoy este queda en pendiente de repetir para ver su nueva carta y sus nuevos pinchos premiados.
Local: 4
Servicio:3
Comida: 3
Total: ★★★☆☆ 3,3
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