Un mexicano atípico, ambiente heavy-rockero, pero gente de
todos los estilos. Este bar-restaurante ofrece pocos platos pero habiendo
probado el 80% de su carta en contadas ocasiones, he de decir que representan
fiablemente la cocina mexicana.

Empezamos siempre con un plato de mini nachos con
un gran sabroso y potente guiso de pllo, alubias y queso, con un ligero toque picante que agrada en la boca, esto sumado a los triángulos de maíz crujientes hacen una gran combinación.

Pero no es suficiente y un segundo plato exquisito, el burrito, con carne picada, alubias nuevamente y verduras, todo ello bañado por una bechamel cremosa en cuya cumbre añaden la frescura del tomate concassé y la cebolla. Lo acompañan con más tomate picado finamente y una salsa picante en dos pequeños cuencos.

Los postres caseros también son una buena opción,
a pesar de no ser acordes al lugar, la tarta de tres chocolates y nata, cumple
la función de endulzar y terminar la cena con algo, a pesar de graso y
contundente, más ligero que lo degustado anteriormente.
Para mí, es un sitio de ir una vez al mes, lo
recomiendo más allá de otros mexicanos que a priori parecen más originales que
este, pero que no sirven tanta calidad como el mentado en este artículo.
Comida: 4
Local: 3,5
Servicio: 3,5
Valoración: ★★★☆☆ 3,6
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