Un
pequeño local bien aprovechado, con una cocina visible y que marca la
diferencia entre salir de tapas o los platos de los mismos restaurantes en la
ciudad.
Tiene
un horario algo diferente a lo que encontramos aquí, cenas a las 21h o las 23h.
Nosotros nos decantamos por la primera hora, al estilo europeo.
Una
mesa de madera y asientos poco convencionales pero cómodos.
Tras
echar un vistazo a la carta, nos ofrecen fuera de carta tres platos más, pero
ya estábamos decididos.
Arrancamos
la cena con una caja de madera con tres trozos de pan diferentes, nada del otro
mundo, pero es un detalle (aunque sigo pensando que es un error cobrar 1 o 2€
por el pan en una comida o cena)
Decidimos
probar el hummus de garbanzo con panceta, ajo negro y pan de centeno. Detalle a
decir que una vez elegimos, nos dijeron que no era de garbanzos, había una
variante, era de berenjena, cosa que no importó al final porque resulta
interesante el “baba ganoush” tan
típico de la cocina árabe.
Le
acompañaban unos lardones de panceta confitada, que a simple vista parecía grasienta
y blanda, pero sólo lo segundo, meloso y se deshacía en la boca.
A
continuación, llegó el “Salmón perfecto” lacado con una salsa de miso,
mostaza y miel y un arroz basmati
aromático en la base.
Como
plato fuerte, el “tataki de pato,
reducción de px y noodles de arroz”, todo un acierto, ya que el punto era
perfecto y el sabor de la corteza exterior le daba un toque de crujiente junto
con las escamas de sal y los noodles le hacían una cama perfecta para acompañarlo.
Por ponerle
una pega al plato, pecaba de un ligero toque de soja en la salsa, que no dejaba
apreciar el vino dulce reducido.
Y para
terminar, de mejor manera imposible, un postre que a mí personalmente me gustó
sobremanera: “Roger rabbit” su
interpretación de la carrot cake, con crema inglesa de zanahoria, crema de
queso y helado de guinnes. Una crema muy diferente, el toque del queso cremoso y sin lugar a dudas un helado muy bien elaborado con esta maravillosa cerveza.
Una
combinación fabulosa que recomiendo probar.
Son unas raciones medianas para compartir pero que con tres o cuatro para dos personas, como fue el caso, es una cena más que suficiente.
Por último decir que las camareras muy agradables, explicativas y marcando muy
bien los tiempos.
Así
pues, para salirte del picadillo, huevos rotos con patatas, croquetas de lo de
siempre y pasar una velada muy diferente aunque sea a hora poco habitual,
visiten este lugar.
Comida:
4
Local:
4,5
Servicio:
4
Valoración: ★★★★☆4,1
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