domingo, 5 de marzo de 2017

Becook: camino a marcar la diferencia


Un pequeño local bien aprovechado, con una cocina visible y que marca la diferencia entre salir de tapas o los platos de los mismos restaurantes en la ciudad.
Tiene un horario algo diferente a lo que encontramos aquí, cenas a las 21h o las 23h. Nosotros nos decantamos por la primera hora, al estilo europeo.
Una mesa de madera y asientos poco convencionales pero cómodos.
Tras echar un vistazo a la carta, nos ofrecen fuera de carta tres platos más, pero ya estábamos decididos.
Arrancamos la cena con una caja de madera con tres trozos de pan diferentes, nada del otro mundo, pero es un detalle (aunque sigo pensando que es un error cobrar 1 o 2€ por el pan en una comida o cena)
Decidimos probar el hummus de garbanzo con panceta, ajo negro y pan de centeno. Detalle a decir que una vez elegimos, nos dijeron que no era de garbanzos, había una variante, era de berenjena, cosa que no importó al final porque resulta interesante el “baba ganoush” tan típico de la cocina árabe.
Le acompañaban unos lardones de panceta confitada, que a simple vista parecía grasienta y blanda, pero sólo lo segundo, meloso y se deshacía en la boca.
A continuación, llegó el “Salmón perfecto” lacado con una salsa de miso, mostaza y miel y un arroz basmati  aromático en la base.
Un lomo de salmón generoso que alcanzaba ese punto de “perfecto” al estar cocinado a baja temperatura con una salsa que dejaba el regusto a esa fermentación del miso pero que combinaba muy bien con el dulce de la miel y los granos de mostaza.
Como plato fuerte, el “tataki de pato, reducción de px y noodles de arroz”, todo un acierto, ya que el punto era perfecto y el sabor de la corteza exterior le daba un toque de crujiente junto con las escamas de sal y los noodles le hacían una cama perfecta para acompañarlo.
Por ponerle una pega al plato, pecaba de un ligero toque de soja en la salsa, que no dejaba apreciar el vino dulce reducido.
Y para terminar, de mejor manera imposible, un postre que a mí personalmente me gustó sobremanera: “Roger rabbit” su interpretación de la carrot cake, con crema inglesa de zanahoria, crema de queso y helado de guinnes. Una crema muy diferente, el toque del queso cremoso y sin lugar a dudas un helado muy bien elaborado con esta maravillosa cerveza.
Una combinación fabulosa que recomiendo probar.
Son unas raciones medianas para compartir pero que con tres o cuatro para dos personas, como fue el caso, es una cena más que suficiente.
Por último decir que las camareras muy agradables, explicativas y marcando muy bien los tiempos.
Así pues, para salirte del picadillo, huevos rotos con patatas, croquetas de lo de siempre y pasar una velada muy diferente aunque sea a hora poco habitual, visiten este lugar.


Comida: 4
Local: 4,5
Servicio: 4


Valoración: ★★★★☆4,1

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