lunes, 20 de febrero de 2017

Restaurante Real Colegiata de San Isidoro: Un grial para seguir puliendo


Si hay un lugar simbólico en León, esa es la colegiata de san Isidoro, que no sólo hace las veces de basílica y museo, donde dicen que se encuentra el auténtico santo Grial, sino que también en su parte trasera hallamos la entrada a su claustro por el cual accedemos al restaurante.
Un pequeño paseo que nos dirige hacia unas escaleras de piedra con techo de madera que se conserva desde su inicio.
Es evidente que está reformado para su nuevo uso pero la armonía está bien adecuada.
Un comedor luminoso, estrecho y bien decorado para seguir con lel acuerdo de clasicismo y modernidad.
Ofrece una cocina en esas mismas líneas, mezclando lo tradicional con las nuevas técnicas culinarias que nos acompañan y evolucionan con el tiempo.
Un menú del “cabildo”, cocina de cuchara, a fuego lento, sin prisa para que  los sabores tengan aún más para decirnos a la hora de comer.
Pero en esta ocasión nos decantamos por el menú de día, que sirven por la noche también.
Una propuesta de aperitivo de la casa, entrante, plato principal y postres a elegir entre cinco opciones de cada uno de ellos.
Si bien este mismo menú puede elegirse en menú degustación de una selección de cinco platos propuesta por ellos mismo, aún así decidimos elegir por nuestra cuenta.
Para comenzar nos recibieron con una pequeña tosta de morcilla y un trozo de manzana, combinación más que correcta pero que no decía mucho.
La elección de los entrantes fueron unos trigueros a la plancha, con rúcula y bacon en lardones acompañado de una espuma de carbonara, algo que gustó pero sin ser excepcional.
En cambio el arroz con rabo de cerdo frito y calamar, fue de las mejores elecciones por su punto de cocción, la textura del rabo frito y el calamar tierno, todo un acierto de sabor y composición.
Seguimos con pluma ibérica, puré de boniato y rúcula. En su punto óptimo, como lo pedimos y el puré muy acorde con el sazonado y el punto dulce de la batata, si acaso la pega sería la repetición de la rúcula que había guarnecido al entrante, pero es un simple matíz.
Terminamos con el postre que tenían ese día, tiramisú (aunque también disponían de tarta de manzana y flan de higos entre otros) Para mi no fue la mejor conclusión, era artificial y demasiado seco, no ofrecía la melosidad de una crema de mascarpone y huevo y el exceso de sirope de chocolate no dejaba apreciar más sabores.
En aspecto general es un sitio que invita a entrar, la comida siempre puede mejorar pero necesitaría un par de visitas más para saber si acerté con estas palabras o tengo que replanteármelas.

Comida 3,5 
Servicio: 3,5  
Local: 4

Valoración: ★★★☆☆3,6

domingo, 5 de febrero de 2017

Four Lions Brewery: Cervecería artesana


Esta cervecería al más puro estilo pub inglés, decorada en maderas oscuras y ladrillo, no diría que es lúgubre y triste, sino acogedor, ya que la luz es suficiente para apreciar cada detalle que ofrece.
Con una variedad limitada pero interesante, de cervezas artesanales, Four Lions ofrece platos para acompañar a sus cervezas, más que para lograr su maridaje. Tiene una carta escueta, aunque se ofrece una variada selección de platos internacionales, nacionales, clásicos y por supuesto de la tierra. Podemos encontrar, entre otras cosas, nachos, costillas, huevos rotos o pulpo. Por desgracia, o por suerte para mi estómago, no pude degustar más que unos pocos platos.
Para acompañar mi pinta de White Wheat me decanté por una hamburguesa Elvis” de pequeño tamaño, con queso de cabra y mermelada de higo, un contraste de ácido láctico con dulzor natural de fruta que, junto con una carne jugosa, hacen que el resultado sea casi perfecto.
Del mismo modo, el perrito, de igual tamaño que el anterior, en este caso con salchicha frankfurt, mostaza, miel y cebolla, acompañado con un queso cheddar que se derretía para envolver todos los sabores, resultó una elección igualmente apropiada.
A continuación llegó algo más clásico y contundente, unos huevos rotos con foie y patatas. Algo que lleva muchos años triunfando pero que quizás no es muy acorde al lugar. Es un plato rico pero para mi gusto demasiado graso; con una cama de patatas, que absorben cualquier líquido que esté a su alcance, en este caso el elemento oleoso de los huevos fritos y nuestro querido foie, que al fin y al cabo es pura grasa. Con otra bebida alcohólica, resultaría un plato menos basto en boca, ya que ciertos alcoholes limpian la grasa del paladar, mas al tratarse de una cervecería, esta posibilidad queda limitada.
Para cerrar la cena, algo realmente sorprendente, un postre típicamente italiano (uno de mis favoritos) que ellos han reinventado: el “birramisú”. Una delicia rectangular, suave, melosa y espumosa, que crea una homogeneidad que supera el buen gusto. La inclusión de la cerveza en la elaboración de este postre tan conocido logra una propuesta muy bienvenida.
En un contexto en el que las cervecerías artesanas cada vez están más de moda, recomendaría Four Lions Brewery por tratarse de una apuesta diferente por la calidad y la innovación. 

Servicio:
Comida: 3,5
Local: 4,5


Valoración: ★★★★☆4